lunes, febrero 05, 2007

LUIS SIABALA VALER

BIOGRAFÍA

De los días en que se hablaba de un deportado presidente peruano y del escándalo de la “página 11”, tengo mis primeros recuerdos, mi primer uso de razón estimulado por una indomable curiosidad precoz. Aprendí a leer e hice causa común con Mafalda. Nadie me respondía como yo esperaba; no entendía nada sobre aquellos “amantes voceados de la Revolución” y de los defensores de la contracultura importados de Francia y la moda New Age proscrita en los tres únicos canales de televisión del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Opté por lo mío.

Me refugié en los discos de música clásica de la colección de mi padre: Ángel Stereo, Emi, Deutsche Grammophon, Archiv, Polydor, Columbia Records, RCA Víctor, etc. Vivaldi y Bach. Claude Debussy, Beethoven y Wagner mis posteriores pasiones. Mi crítica sobre versiones orquestales, directores y solistas me granjearon los primeros conflictos como estudiante de música.

Luego mis posteriores asomos a nuevos cuestionamientos existenciales –como en los día de Mafalda-. La posterior vida pía y la contemplación empírica me atraparon durante mi juventud hasta el amanecer de los primeros poetas a los que dediqué mucho tiempo. Cuando Juarroz, Vallejo y mis amigos los Cronopios y los simbolistas de los días de Verlaine me convocaron a los periódicos encuentros sabatinos de poesía, me decidí por olfatear el ocio de los bardos contemporáneos. Había estimulo creativo. ¡Bienvenidos Cortazar, Hinostroza, Larkin, Amahai y Martín Adán!
Desde entonces, los cafés, la sana diletancia, y la creatividad poética le dieron forma a lo que ahora asoma en esta suerte de collage literario: una antología amical, libérrima de contrapuntos y temáticas, fusionadas por el gusto común. En mi caso, una suerte de conciliación entre Polimnia Y Euterpe.

La vorágine continúa.


Soledad del Viejo

Viejo soñador de fieltro y americana tela
Hablan tus zapatos meditados, desasidos al umbral del librero

Pesan tus gafas de marco antiguo sobre los curvos redondos gestos
meditando en sombra garrapateando cajetillas

Quieres silencio
Han cantado a tus oídos dos musas invocadas en pisco
que libas solo sin dejar propina

Viejo solitario
Junturas esbozadas en los garabatos que tus carbones dibujan en las columnas rimadas
esqueletos armados de la catarsis que invocas, alimentas, exorcizas y matas

El himno está hecho
Los trastos compilados
¿Hay propósito?
¿Tiene sentido?

En las rocas que horadaron tus recuerdos
en los abismos que desafiaron tus genios
hay crisantemos, lagartijas, musgos sobre las juntas de los pedregales que antiguos héroes y dioses cautos apilaron

En ese rincón léase tu nombre:
oculto, bizarro, sufriente
Tañe en lejanía Catalina descalza

Quieren saber de ti
inquieren de tus mares
Solo testigo eres de tus tristezas, de tus pasos, de tu peso y tus lustrados zapatos

Cuelga la gabardina de levita raída en los percheros de Cordano
El fieltro gastado sin longaniza se ha extraviado

Viejo soñado
He visto tu sombra, tu teutón perfil en los mármoles fríos

Sentado te miro burlando sarcástico a cada hijo anónimo adoptado

El camposanto, de cartón el nicho
guarda el responso que silencia en secreto al amigo, al Inca, al mozo huraño

Y que en Barranco ocultan tus mares y ocasos


I.
Esa Mueca
Ese dolor ensayado

La vida es la recolección de retazos
Y colores con alguna carne
De leche y niño en primer plano

El violín
Los caramelos
El lamento

Tres por cincuenta

Gracias


II.
Busca en mi silencio
Al pie de tu cama
Mi espera

El juego no empieza

Deja que los pasos se alejen
Hasta arroparse en su lecho

Cuidado,
Un tropiezo podría ser el final
De mi osadía.

Descalzos

Me adivino el tiempo en la alameda,
Un domingo de ayer a la luz del Astro
Permitiéndome este esbozo al pie de Zeus

Si Castilla la viera: despojada y caída
Si Solano descalzo mendigara el domingo
Al pié de la fronda

Y conjeturara en cuántos Agostos se perdió la belleza
La huella del depravado que cobró fortuna
En un trozo de mármol

Quizá el granito partido o el dedo falto en la silueta de Diana
Sean las piezas de junta en la alforja de la erosión urbana

Las hojas muertas en la fuente
Las lágrimas secas del concilio olímpico
En la Vía de Olvido

Y el trajín de muchos por cobrar el botín:
Trozos de tiempo

Maldición que desea la suerte de Pompeya


Vertical o Parábola


Los tranvías pasan
Su cargamento de sombreros.
Martín Adán

¿Es vertical o parabólica
la pelotita arrojada
en un tranvía neurótico por alcanzar su destino?

Si el punto A mira bajo la ventana
De una vieja ternura que toca al piano cosas de Dunker LaValle
Encontrará una parábola

Si el punto B, a dos metros de la pelotita
Aguza la mirada con sonrisa internacional
Y una docena de ademanes londinenses
Advertirá una vertical

¿Qué rayos implica el cuento de lo relativo
si desde el embrujado espejo de la calle llovida
un sombrero reconoce a sus congéneres
a bordo de un loco tranvía?


Mz 2 Block c



Mi viejita me alucinó “abogado serás, ingeniero tal vez”
Los del Pueblo

No es que el polvo percuda al tiempo
es el conjunto el defecto
el tono impreciso mohido de ruido
costra infidente de antiguos colores

y olor no grato hasta la verja de la esquina

Un Jean bandera desde el block c piso 4to flamea
y el coito incidente de vuelo atrevido sobre el tendal cruceta
execra en lágrima sobre la sábana

No es que los trastos flameen de olvido:
son los tendales enmarañados, los telares sombríos
en los muros de grafías que afloran grises

Necesario el consuelo a primera hora antes del ruido
hora de escobas que inician el rito de pulcritud
aunque las formas delaten suburbio

y aquellos muros escondan al artista absorto en ser alguien
lejos de la fama barranquina

cerca de la gloria en el café de Mussette
o en la banca donde jugó broma el bardo de Chuco

No es el polvo el problema:
es el color impreciso en la azotea



Villa Filomena


Escribí tu nombre terracota en la madera

Suave soplo
Polvo
Ventana rota
Cortina vieja

Techo empozado de pena

Fue marfil el pasado de toda la ausencia
En esta madera cretina
Entregada a la larva perdida en tristeza

Pena y polvo
Sombra

Y tu nombre desamparado en la madera



Hommage

Me cuesta pensar que se ha agotado el champú de Ginebra
Y que las gradas –dicen que las han visto- fatigaron a la anciana
En la corva tarea de reposar una espera
Porque no estás

El mito del librero de Viejo cuenta de una edición agotada
Y la posibilidad de otorgar tus secretos
Al entusiasmo encarnado en muchacho

Y a otra que al alimón convoca sobre la mesa
Sombras fantasmas de la hoja amarilla

Me parece que ríes sobre la viga alta porque te creen leyenda:

Míranos:
Preparando el aplauso al de las muecas
Con la colilla bajo la mesa, la anécdota
Y el palo rosa de luna nueva entre las manos de la diosa descalza
Deambulando por las riberas

Alguien te apunta como la complicada sencillez musical
O como el dandy de las tres mitades de largo aliento
Con las piernas estiradas en ella
Creando nuevos espacios en un grafito de Baca Flor

“Quiero esta noche rendirle tributo a mi hermano
Lástima que no leyera como yo”

Eso no importa, señor.
Hablemos de mitos.

Llevemos a descansar a la anciana
Porque otra vez invocan al hijo
Sin que nos cuenten la razón de por qué el champú de Ginebra
Dejó de ser un recurso para tornarse en leyenda.


Gulag

Todo es demasiado nuevo, soy un debutante
En mis propias condiciones de vida
Rilke. Apuntes de Malte Laurids Brigge


La novedad en mis propuestas
Admite dislates cuando no busca hacer reír

Propone octosílabos a los miembros del jurado
Para esquivar las palmaditas en la espalda
Y a la Señora Justificación.

Diez líneas observadas
Tres tachaduras
Y la enmienda completa de un párrafo entero
“del cual se desprende” -me dijeron- “un nuevo intento”

¿Soy quien soy?
¿O soy la multitud de tolerancia,
un vagón de humanidad hacia los páramos de Siberia?

Soy anfitrión y verdugo
De mi otro yo


1 comentario:

Luis Siabala Valer dijo...

Me impresiona la vena poética y el trasfondo del simbólico sentir.

Un abrazo de tu padre